Pese a que sobran los testigos de esos asesinatos y a que los 9 policías involucrados (3 de ellos escoltas del dirigente político Fredy Bernal) fueron detenidos el mismo día, aun hoy no han pasado de la audiencia preliminar. A 6 de los funcionarios les dieron el beneficio procesal de casa por cárcel, sin custodia policial y los otros 3 están en el FAES de La Quebradita, y entran y salen de su centro de reclusión, según varios testigos. Esa situación, contraria a la ley y a la justicia, pone en riesgo permanente a Heidy (que ha sido amenazada) y a otros testigos.

El juicio ha demorado por distintas razones. Algunas de ellas son: 1) el director del FAES, Miguel Domínguez (persona cercana al dirigente Fredy Bernal) ha saboteado los traslados de los tres funcionarios que están bajo su responsabilidad. Nos consta. La Defensora del Pueblo Delegada del AMC lo ha llamado, él se compromete a trasladarlos y llega el día de la audiencia y no los traslada. 2) En el tribunal de control sustrajeron pruebas del expediente. Cuando pasó a juicio, la juez lo devolvió porque hubiera tenido que soltar a los funcionarios, por falta de evidencia. 3) Se han suspendido más de 11 audiencias, por distintas razones (no trasladaban a alguno de los imputados, no llegaba el juez, la auxiliar de la Fiscalía 81 no estaba bien preparada cuando iba a la audiencia preliminar, la pandemia, etc).

No ha habido justicia en este caso, pero Heidy ha dicho decenas de veces que no desistirá hasta obtener justicia para su hijo y su sobrino. Decidió no dejarse intimidar por un sistema de justicia que la revictimiza, ni por los asesinos que la han amenazado: “Ya me quitaron a mi hijo, ¿qué más me pueden quitar?”, le dijo a lxs compas de Tatuy TV (https://www.tatuytv.org/luchas-justicia-para-ricardo…/)

Mientras la lucha da frutos y la justicia llega, porque estamos segurxs de que llegará, acordamos con Heidy y con nuestrxs hermanxs de Utopix, hacer un mural frente a su casa, en el mismo lugar en donde hace un poco más de dos años ocurrieron los homicidios. Un mural que reivindicara la vida de estos niños, que eran deportistas, que eran amados y amorosos. Un mural lleno de color, que vea toda la comunidad y toda la gente que usa la Panamericana. Un mural que celebra quienes fueron y grita exigiendo JUSTICIA para Ricardo y Jhonaikel y para los cientos de jóvenes del barrio que son asesinados anualmente en Venezuela en lo que constituye un patrón clasista de violación al derecho a la vida.

Aquí las fotos de la jornada.