Desde la Plataforma por el Rescate de la Juventud en Situación de Calle, ejercemos nuestra responsabilidad ética, humana e ineludible de pronunciarnos y exigir justicia ante los injustificables hechos en los que nuestro compañero y amigo Jhouse Javier Martínez, de 20 años de edad, y su hermano Jonathan Acevedo, de 27 años, fueron asesinados por un grupo de la Dirección de Investigación Penal de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), acusándolos de ser presuntos homicidas que operaban dentro de una banda delincuencial del sector.

En la madrugada del sábado 6 de junio de 2020, mientras Javier y su hermano dormían, un grupo de la Dirección de Investigación Penal de la PNB, irrumpió en su vivienda ubicada en San Francisco de Yare, Estado Miranda, sin mostrar orden judicial alguna. Los jóvenes fueron llevados por el cuerpo de seguridad hasta el patio de su casa y en presencia de otros miembros de su familia -entre ellxs una señora mayor y varios niñxs pequeñxs-, fueron ejecutados. Ni Javier ni su hermano estaban armados y en ningún momento opusieron resistencia. Fueron ajusticiados en el interior de su hogar, por un crimen del que no se tenían pruebas. Por ello nos preguntamos, ¿Cómo queda el derecho a la vida en nuestro país en donde no existe la pena de muerte? ¿Dónde está el derecho a la defensa? ¿Dónde están los debidos procesos judiciales estipulados en las leyes de nuestro país? ¿Acaso el pobre, por ser pobre, no tiene derecho a la vida y a demostrar su inocencia?

Javier fue un muchacho que, el sistema excluyente y desigual en el que vivimos, arrojó a la vida en la calle desde edades muy tempranas, teniendo que enfrentarse día a día, durante cuatros años, a la vulnerabilidad que implica esta situación. Sin embargo, en la Plataforma de apoyo que tenemos años creando, Javier encontró una red de amigxs, la posibilidad de reconocer sus virtudes, la posibilidad de ser reconocido como una PERSONA con derechos, y la posibilidad de cambiar y transformar su destino. Con ganas además de ayudarnos a construir un mundo más solidario, en el que otras personas no tuvieran que pasar por lo que él había pasado. Al momento de su asesinato, Javier tenía cuatro meses de haber vuelto a su hogar materno, de haberse  reencontrado (revinculado) con su familia, de estar trabajando, sembrando y pintando como tanto le gustaba.

Nos indigna además, que tanto a Javier como a su hermano, los han asesinado doblemente. Además de quitarles la vida arbitrariamente, se les ha criminalizado, acusándolos sin pruebas, de hechos que por lo demás, resultan incongruentes (como que estos dos jóvenes se encontraban en ese momento en los Valles del Tuy “escondiéndose y escapando”, cuando en realidad se encontraban en la casa donde residen. O acusándolos de tener tiempo participando en una banda delictiva del sector cuando Javier tenía poco tiempo de haber regresado). Los asesinaron físicamente e intentan asesinarlos moralmente.

Por todo lo anterior:

• Exigimos que se investiguen los hechos, se establezcan las responsabilidades y se sancione a los funcionarios que participaron en el operativo, incluyendo a quienes ordenaron su ejecución.
• Exigimos que se haga justicia y que se respete el debido proceso.
• Exigimos como sus compañerxs, y en nombre de su familia, que Javier y Jhonathan, sean reivindicados como dos jóvenes honestos y luchadores cuyas vidas fueron arbitrariamente segadas por el solo hecho de ser pobres.
• Exigimos que cese la criminalización por parte de los cuerpos de seguridad de los jóvenes que viven en nuestros barrios y pueblos; y que reproduce la desigualdad y la discriminación al ver en todo muchacho pobre un culpable, o un futuro delincuente.

Por Javier y Jonathan, por su familia que sigue luchando, por la lucha de las niñas, niños y jóvenes por la vida, seguimos insistiendo en buscar respuestas, en construir caminos, en armarnos de lo necesario, hasta la Victoria.

Caracas, 28 de junio de 2020

Atención: Ministro Nestro Reverol, Fiscal Tarek William Saab, Comisario Douglas Rico, Defensor del Pueblo Alfredo Ruiz